Futbolandia
– de Rodolfo Arsento
Ocurrió
un hecho extraño, raro. La selección de un pequeño país del Sur
del mundo un día dijo BASTA. Nunca se había visto algo así.
Como
todos sabemos el fútbol -junto con las religiones y el consumo- son
estrategias de control social: el opio de los pueblos.
Parece
que estos jugadores se hartaron de que jueguen con ellos, con el
pueblo y con la gente.
En
ese país en los últimos años había aumentado el desempleo, había
subido la inflación, las fábricas y los comercios cerraban, había
disminuido el presupuesto de salud y educación, y lo peor, la deuda
externa había aumentado extraordinariamente; había hambre,
homeless, y el gobierno propiciaba la fuga de
capitales.
Fui
allí que este grupo de 11 dignidades tomó, como nunca antes lo
había hecho nadie, la trascendental decisión: "No vamos a jugar el
mundial ni la copa” -decía un escueto comunicado- luego enumeraba
lo que pasaba en el país y terminaba diciendo: “Somos unos
privilegiados que ganamos demasiado dinero; no podemos permitir que
se nos use de esta forma. Y todo lo que se ahorre con este acto
queremos que sea donado a los comedores escolares, donde tantos niños
concurren día tras día en busca de un plato de comida o una copa de
leche.
Y
concluía: Ojalá esto sirva para algo.”
PD:
“Acaso lo que digo no es verdadero; ojalá sea profético” Los
conjurados, Jorge Luis Borges